En Selargius, en el interior de Cagliari, la alcaparra era un cultivo importante con un valor reconocido en una zona dedicada a la agricultura, el suelo es especialmente adecuado para el florecimiento de esta especie. Esta variedad de alcaparra casi había desaparecido y fue retomada por Marco Maxia, que se ha hecho cargo de la tradición y los cultivos y es, hasta la fecha, el único productor de la preciosa alcaparra de Selargino.

No son los frutos sino los capullos de flores verdes, pequeños, sabrosos y delicados. De tamaño pequeño y redondos se conservan con sal marina sarda. Su sabor es intenso sin ser salados y estructura crujiente. Sólo enjuagados están listos para consumir junto con pescados y carnes crudas o en infinidad de salsas.